Guerra Colonial

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RESEÑAS

El conflicto con el ISIS. Operación Inherent Resolve

The conflict with ISIS. Operation Inherent Resolve de Mason W. Watson

Alfredo Crespo Alcázar

Universidad Nebrija, Madrid, España

En El conflicto con el ISIS. Operación Inherent Resolve. Junio 2014-Enero 2020, Mason Watson relata de forma minuciosa la derrota militar sufrida por el ISIS (Estado Islámico), diseccionando la participación destacada Estados Unidos en esta empresa. El mal llamado “Estado Islámico” se convirtió en la gran amenaza para la estabilidad regional en Oriente Medio y para la seguridad global a partir de 2012, por ello adquiere máxima pertinencia la caracterización que de aquél hace el autor en las primeras páginas del libro.

Mason Watson explica las razones y el contexto en que surgió el ISIS. Con relación a las primeras, la retirada de Estados Unidos de Irak, quizás excesivamente rápida y calendarizada, incidió significativamente a la hora de revigorizar a una organización terrorista que venía actuando desde tiempo atrás con el nombre de Al Qaeda en Irak (AQI): “para la administración Obama, la retirada en 2011 había sido un logro clave en política exterior, que marcaba el final de una guerra larga, sangrienta e impopular” (págs. 24-25).

Bajo la perspectiva norteamericana, compartida por el gobierno de al-Maliki, las fuerzas armadas iraquíes se hallaban suficientemente preparadas para garantizar la seguridad del país. Sin embargo, esta apreciación no era certificada por la realidad, como demostró la facilidad con la que el ISIS derrotó al ejército iraquí sucesivas veces a partir de 2012. Junto con este aspecto, el otro gran factor a tener en cuenta radicó en el desarrollo de la guerra civil siria, que convirtió a este país en un Estado fallido o cuasi fallido, permitiendo que buena parte de su territorio fuera ocupado por el “Estado Islámico”.

La estrategia seguida primero por Obama y posteriormente por Donald Trump para derrotar al ISIS se basó en una premisa innegociable: el apoyo norteamericano en ningún caso consistiría en enviar tropas a los combates. La finalidad era clara: limitar las bajas propias y reducir el coste económico de las operaciones. En consecuencia, en 2014 se produjo el regreso de Estados Unidos a Irak con la meta de acabar con una organización, el ISIS, que parecía imparable en cuanto a sus conquistas territoriales y que cometía innumerables actos de genocidio contra determinadas minorías religiosas como los yazidíes. Además, su ideología inspiraba la comisión atentados en el mundo occidental “para aumentar su perfil y atraer a nuevos reclutas” (p. 54), como los perpetrados en París, Bruselas o San Bernardino.

Con todo ello, aún con una excesiva lentitud, Estados Unidos fue percibiendo la letalidad del ISIS, rasgo que también se puede aplicar a sus socios europeos. Al respecto, el Secretario de Defensa, Charles T. Hagel, estimaba que el “Estado Islámico” era algo más que un mero grupo terrorista y constituía una amenaza para los intereses de los norteamericanos y de sus aliados no sólo en Irak. En lo relativo a la respuesta, la administración Obama fue consciente de que la derrota exigiría un esfuerzo amplio, vertebrado alrededor de una serie de ejes: intensificar los ataques aéreos, aumentar el apoyo a la formación del ejército iraquí, incrementar la ayuda humanitaria y las operaciones antiterroristas.

Los bombardeos provocaron que el ISIS perdiera efectivos de forma cada vez más acelerada, sin olvidar otra repercusión de máxima trascendencia, como fue la eliminación de sus rutas para el contrabando: “el ISIS enviaba miles de barriles a la frontera turca cada día y obtenía 40 millones de dólares al mes de las ventas a los contrabandistas” (p.50). Aún con ello, la destrucción del entramado económico del califato aún no era total puesto que aquél obtenía buena parte de sus ingresos a través de la extorsión. No obstante, se demostró un hecho: ISIS era vencible y la sucesión de victorias clave, como la recuperación de Tikrit o Mosul, se mantuvo.

En 2018 el control territorial del grupo terrorista era mínimo, de tal manera que se dedicaba a poner bombas en las carreteras o a asesinar a ancianos. De hecho, incluso Irak pudo celebrar elecciones, algo que no hacía desde 2014. No obstante, el enfrentamiento entre el gobierno iraquí y los Peshmerga, es decir, entre antiguos aliados pero que mantenían desavenencias territoriales, favoreció una cierta emergencia del ISIS, aunque generando niveles de violencia menores a los percibidos en la vecina Siria.